A pesar de estar entre los 12 países mega-diversos por su alta riqueza de especies; la sobreexplotación y falta de un manejo sostenible de los recursos naturales, amenazan la fauna y flora nacional. Colombia es el país con mayor número de aves y de anfibios en el mundo, el segundo en plantas, el tercero en mamíferos y el cuarto en reptiles; sin embargo, el manejo que las personas dan a dicho patrimonio natural es altamente cuestionable.
A esta problemática se suma el tráfico ilegal de fauna silvestre, para consumo o como un objeto de decoración, el cual ocupa el tercer lugar entre los negocios de carácter ilegal más rentables del país, según un informe de la Procuraduría General de la Nación en el 2005.
La implementación de prácticas de producción extensivas e insostenibles, reflejadas en la reducción de la frontera entre las zonas de producción y los ambientes no transformados, no solo ha reducido el hábitat de muchas especies silvestre, sino que también ha colaborado al aumentado del número de matanzas de jaguares, pumas y osos de anteojos, por parte de pobladores temerosos de ser atacados.
Como si fuera poco, el conflicto social y la falta de oportunidades laborales, han provocado que algunos sectores de la población hagan uso de la fauna silvestre como una alternativa para suplir las necesidades básicas de supervivencia; incrementando aún más la vulnerabilidad de la tan preciada biodiversidad nacional, adhiriéndose así más líneas a esta lista de problemáticas.
La existencia de fauna silvestre llamativa y eventualmente dócil, tanto para los habitantes de las ciudades como para los de zonas rurales, como loros, tortugas, tigrillos, mapaches y osos hormigueros, entre otros; tienen gran aceptación en el mercado nacional e internacional, gracias al desconocimiento, por parte de los compradores, del daño realizado a los ecosistemas al extraer estas especies.
Por esta razón existen leyes, también desconocidas por la población, que protegen el patrimonio natural, especialmente las especies que se encuentran con algún grado de amenaza o peligro de extinción regional o nacional, y que hacen parte de las listas de los libros rojos de mamíferos, aves, reptiles y anfibios de Colombia, entre otros documentos.
En total, son aproximadamente 346 especies, entre mamíferos, aves, reptiles y anfibios; las traficadas ilegalmente en Colombia, de las cuales 119 se encuentran amenazadas de acuerdo a lo consignado en los libros rojos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ente rector en la materia.
Además, 447 especies nacionales se incluyen en los listados de la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES), demostrando la dramática situación que viven las especies que aún se pueden encontrar en los bosques y ecosistemas.
Un total de 251.776 animales han sido incautados en el país entre 1998 y 2004 según la Procuraduría Ambiental, planteándose una recaudación anual aproximada de 30 millones de dólares gracias a la degradación y la generación de un desastre ecológico a escala nacional.
Es por esto, que tanto las entidades encargadas de la protección de especies de flora y fauna nacional, al igual que los habitantes nacionales, deben cuestionar sobre cuál es el país que esperan tener y qué medidas se están tomando para mejorar sus condiciones, revisando sus propias acciones en relación con la protección y responsabilidad hacia las riquezas naturales del país.
Fundación Proyecto de Conservación de Aguas y Tierras
ProCAT Colombia
La Fauna silvestre en Colombia sigue amenazada por la irresponsabilidad de sus habitantes
domingo, enero 25, 2009 a la/s 6:35 p. m.
Etiquetas: ambiental
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