Ayudemos los perros en Colombia

EL TIEMPO.COM - Cali -> Si no encuentra quién los adopte, el hombre que los rescató tendrá que dejar morir a 85 perros:

Si no encuentra quién los adopte, el hombre que los rescató tendrá que dejar morir a 85 perros

“Es una ironía. Hasta quebré mi negocio para ayudarlos y ahora lo único que puedo ofrecerles es la muerte ”, dice Édgar Tascón.

En el 2003, este ingeniero electricista regresó a Ginebra y se propuso cumplir el sueño de su vida: rescatar a los perros abandonados. Ahora, entre devolverlos a la calle y aplicarles la eutanasia, prefiere la segunda opción.

Conseguir los cuatro millones de pesos mensuales que demanda el sostenimiento de los animales, con medicinas, alimento y limpieza, se ha vuelto imposible.

Las donaciones y ayudas que recibía empezaron a escasear y el bar y el salón de juego que montó con sus ahorros quebró.

Todavía recuerda los líos que le trajo la idea de rescatar a los perros callejeros. Aunque consiguió sin mayores dificultades los permisos para proteger inicialmente a 50, poco después de construir ‘Paz y amor’, el único albergue canino de este pueblo del centro oriente del Valle, comenzaron las quejas de los vecinos.

El 10 de marzo del 2004 la Alcaldía le suspendió los permisos y tuvo que cerrar.

Tascón se vio obligado a buscar una vivienda en alquiler, en las afueras de la localidad, para trasladarse con sus protegidos.

El terreno de una plaza se convirtió en cómplice de su propósito y llegó a tener 150 perros, casi todos criollos.

“No podía negarme a acogerlos. Algunos fueron abandonados en la puerta, pese a que les decíamos a sus dueños que ya no había más cupo”, recuerda el hombre de 58 años.

Contó con la bendición de su esposa para vender algunas de sus pertenencias para sostener a los animales.

Ahora, aunque su decisión es aplicarles la eutanasia si en tres meses no aparecen ‘padres’ adoptivos, está pensando en vender su camioneta Ford Bronco 93 para mantener por otros dos meses a los 100 que tiene.

La Alcaldía de Ginebra ha manifestado que no tiene los recursos para ayudar a los animales, pero cree que la opción no es el sacrificio y espera contribuir con una solución.

Se buscan padrinos

Mientras tanto Édgar, con nostalgia, trata de espantar el pesimismo de su albergue y espera a que lleguen las familias dispuestas a salvar la vida de sus mascotas.

Una palmireña regordeta y bonachona llega hasta la casa-finca dispuesta a ayudarle a Édgar en su última cruzada: encontrar padrinos.

Champú, agua y tijeras son sus armas. “Tienen que estar bellos para que se animen a adoptarlos”, dice mientras le pone todo el esmero a una veintena de perros french poodle que corretean por los pasillos del segundo piso de la casa, convertido en pequeñas salas a las que las separan tablones. El ingreso es por las ventanas.

Sólo hay alimento para una ración diaria y cada vez es más difícil comprar las medicinas para contrarrestarles enfermedades.
Recientemente un brote de gastroenteritis y una infección respiratoria mataron a 25 canes.

“No quiero que eso vuelva a ocurrir. No podemos seguir manteniéndolos. Solo hay dos vías: la adopción o la muerte”, dice Édgar con los ojos enlagunados.

GINEBRA (VALLE)

Lo que vale matar un can

Costos de una eutanasia. Depende del tamaño del perro. En el Centro de Zoonosis de Cali cobran 24.000 pesos si es pequeño.

Este valor incluye el traslado del animal desde la casa del propietario. Si es grande hay que pagar 36.000 pesos.

La Fundación Paz Animal también realiza el procedimiento. Según el tamaño del animal, vale entre 35.000 y 60.000 pesos.

Sacrificados. El año pasado, por solicitud de sus propios dueños, fueron sacrificados, sólo en Cali, 1.663 perros, 85 de ellos por peligrosos.

De los callejeros fueron sacrificados 1.804, algunos con sospecha de rabia.

Abundancia. Según estimativos, en la capital del Valle hay un perro por cada 12 habitantes. Los cálculos dicen que cerca de 26.000 canes deambulan por las calles de Cali.