Sin refugio para sus 271 perros está Edgar Tascón, quien dedica su vida a recogerlos de la calle
Foto: Juan Carlos Quintero / EL TIEMPO
Édgar Tascón se dedica desde hace cinco años a recuperar perros abandonados a su suerte en Ginebra (Valle del Cauca). Los perros están viviendo hacinados pues no ha podido terminar el albergue.
Hace dos semanas fueron lanzados de su albergue temporal en medio de una crisis generada por un extraño mal que ha cobrado la vida de 40 criollos de la Fundación de Protección Animal Safe Colombia.
De hecho, actualmente, en un cambuche improvisado 'Chavela' y 'Alisson' resisten a la muerte con las pocas fuerzas que les quedan.
"De una muestra de sangre que será analizada antes que mueran, depende que conozcamos qué enfermedad los está atacando", dice con nostalgia Tascón, un costeño que hace cinco años dedica su tiempo a recuperar a los canes abandonados en Ginebra (Valle del Cauca).
La larga lucha por un lugar para tenerlos
Su sueño es brindarles un hogar digno, pero parece que todos sus esfuerzos no fueran suficientes.
Hace dos años se enfrentó al dilema de botar a la calle a 85 de sus protegidos o aplicarles la eutanasia. Sus lágrimas conmovieron a decenas de colombianos y extranjeros que manifestaron su solidaridad con donaciones en alimentos, medicinas y dinero.
Precisamente ese dinero fue el impulso para darle forma a la Fundación, que al tiempo que recibe algunas ayudas acoge a un promedio semanal de cinco perros que son abandonados en su puerta o que buenos samaritanos llevan desde municipios como Cali, Buga, El Cerrito y Guacarí. "Todos son recibidos con amor", dice el director de Safe Colombia.
Los aportes permitieron reunir 80 millones de pesos que alcanzaron para comprar un terreno de 5.181 metros cuadrados y para adecuarlo, para no perder el impulso, Tascón acudió a un préstamo para iniciar la construcción de los seis patios de la ciudadela canina.
La meta era que todo estuviera listo en diciembre, pero llegó el desalojo de Villa Vanesa, una finca en alquiler que les sirvió de refugio durante dos años.
"La acción judicial nos obligó a terminar a marchas forzadas tres patios de los seis presupuestados y ahora los perros viven un hacinamiento pavoroso", relata Tascón.
Lo peor de todo fue que la decisión llegó en uno de los momentos más difíciles de la Fundación que enfrenta una enfermedad cuyo origen se desconoce y que ha causado varias muertes. Y para completar el panorama el dinero se acabó.
La enfermedad de los perros
"No entendemos qué está atacando a los perros y es una tragedia, pues la ilusión que teníamos de brindarles un hogar digno se ha convertido en una tortura para ellos. La construcción se quedó a medias", reconoce el director de la Fundación. Las casetas no tienen ventanas ni puertas, no hay energía ni agua y las lluvias que arrecian en la región hacen más difícil su estadía.
La norma internacional establece que en cada patio debe haber 30 perros, con un espacio suficiente para su movilidad. Sin embargo, ahora mismo hay más de 70 perros en cada uno de los patios.
El hacinamiento obligó a que Tascón llevara a su casa en la zona urbana de Ginebra a los 40 perros más enfermos y delicados.
"Ya llegó una citación de la Alcaldía para obligarme a sacarlos, pero no puedo devolverlos a la calle en esas condiciones", se lamenta.
Por eso inició una cruzada en busca de apoyo para poder terminar el proyecto que tímidamente se levanta entre casas de recreo y algunos cultivos.
Cuando se llega al terreno se ve el esqueleto de lo que será la sala de cirugía, la bodega, la enfermería y la habitación de los agregados, que se quedaron sin techo ni piso.
Los otros tres patios para albergar a los perros siguen en la mente de Tascón porque los recursos no alcanzaron para levantar cimientos.
Y mientras se rebusca para sortear el sostenimiento de sus protegidos, este barranquillero llega cada día al terreno ubicado a orillas de la carretera de acceso a Ginebra para soñar con su ciudadela para sus perros.
PATRICIA ALEY
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
GINEBRA (VALLE)